"El asturcón, así como los otros ponis celtas, tienen su origen en el poni caspiano". Esta es la hipótesis que plantea Antón Álvarez Sevilla en su libro "El poni celta: L´Asturcón ya´l Shetland".

El autor hace mención al trabajo realizado por genetistas de varias universidades en el que sugieren que el caballo doméstico actual procede de dos refugios de la época glaciar: uno situado en la Península Ibérica y Norte de África y el segundo en las estepas euroasiáticas en el entorno del mar Caspio.

A partir de ahí, basándose en el estudio de antiguas fotografías, noticias de libros, así como en los trabajos de investigación existentes sobre el tema, realiza un detallado estudio comparativo de las morfologías del asturcón y del antiguo shetland, así como de otras razas de ponis ya extinguidas.

Concluye diciendo que el poni celta puro se extendía desde las islas Feroe e Islandia, por el norte, hasta Asturias, como mínimo, por el sur. Resultado de las migraciones de gentes de origen centroeuropeo.

Morfológicamente, dice, los antiguos ponis de las Shetland, se asemejaban notablemente a los asturcones originarios del Puertu Sueve. Su capa era negra o parda, así como algún alazán. Su estructura era de tipo oriental, con huesos muy finos en las extremidades; la cabeza de perfil recto o subcóncavo, de orejas pequeñas, con el característico ojo de sapo y una alzada a la cruz nunca superior a 1.30 m..

Otras razas hoy extinguidas o a punto de desaparecer como el poni de la isla de Barra, el antiguo poni Higlander o el poni Bretón, conservaban en conjunto estas mismas características raciales.

Su origen, según Álvarez Sevilla, es el antiguo pousoki o poni caspiano, localizado en las montañas de Elburz, al norte de Irán. Ése sería el poni propio de partos y escitas que los historiadores clásicos comparan con el asturcón.